Los alimentos orgánicos son aquellos que se producen a través de procedimientos mucho más amigables con el medio ambiente y los ecosistemas. Con esto se garantiza la sanidad del suelo y se evitan prácticas contaminantes que pueden dañar la salud del ser humano.

El consumir productos orgánicos contribuye al uso bien racionado del agua y la energía como recursos naturales y apoya el comercio justo entre los productores, consumidores e intermediarios.

Así pues son productos que se cultivan, se producen o se crían dependiendo el caso sin utilizar químicos, siguiendo procesos completamente naturales. Por ejemplo en los productos ganaderos no se utilizan hormonas de crecimiento tampoco se les administran a los animales hormonas sintéticas, antibióticos o anabólicos para engordarlos o hacerlos crecer.

En el caso de los productos agrícolas no se utilizan pesticidas, químicos, aguas residuales, productos sintéticos o transgénicos.

Finalmente, a los productos que son procesados de manera industrial no se les añade ningún tipo de conservadores o aditivos para modificar el sabor. De acuerdo con la Federación internacional de movimientos de agricultura orgánica éste tipo de alimentos contiene menor cantidad de agua, por lo que conservan mejor todos sus nutrientes; mayor cantidad de vitaminas y minerales como antioxidantes, hierro, magnesio y vitamina C y aminoácidos esenciales. 

Por otro lado, los animales alimentados bajo este término presentan menos riesgos de enfermedades que puedan dañar la salud del que los consume, asimismo tienen menos grasa, su carne es de mayor calidad y su salud en general es mucho mejor que la de otros animales que son alimentados con hormonas de crecimiento.

A principios de la década de los 40, en Inglaterra las personas ya empezaban a tener problemas de salud a causa de los productos químicos, fertilizantes y pesticidas que se utilizaban para la producción por lo que los pobladores empezaron a cultivar alimentos más amigables y ahí empieza la era de los productos orgánicos.

En México surge a partir del año de 1960 con el favorecimiento de empresas extranjeras que demandaban este tipo de productos orgánicos y es así como se empiezan a cultivar tierras indígenas, las cuales no utilizaban ningún tipo de pesticidas o fertilizantes dañinos por lo que eran aptas para la producción, siendo Chiapas y Oaxaca los primeros estados en llevarlo a cabo.

En la actualidad México ocupa el cuarto lugar a nivel mundial en la producción de alimentos orgánicos; en el territorio nacional se destinan un promedio de 1 millón de hectáreas para la siembra.

El 50% del total de hectáreas se distribuyen entre Michoacán, Chiapas y Oaxaca, aunque también nuevo León y Chihuahua son líderes en producción.

Algunos de los principales productos orgánicos que se cultivan en el país son:

  • El maíz. Siendo México líder en producción a nivel mundial, el 85% del maíz se exporta a la unión europea y Estados Unidos, mientras que el 15% restante se queda para consumo local.
  • El café. Cultivado principalmente en Chiapas, Oaxaca, Veracruz y algunas zonas de Puebla. El café orgánico mexicano compite cada vez con mayor poder ante el de Colombia conocido desde hace años por su calidad.
  • Vegetales y hortalizas. Aunque es mucho menor la cantidad, algunos productores agrícolas e inclusive personas comunes han empezado a crear huertos en casa para garantizar que sus productos sean libres de químicos y de sustancias tóxicas. Éste tipo de productos generalmente se venden en mercados orgánicos que están logrando gran aceptación entre la población joven.

Debido al acelerado crecimiento de enfermedades como el cáncer, muchos países europeos y Estados Unidos han empezado a consumir cada vez más alimentos orgánicos que garantizan cuidar la salud.

El hecho de que un producto se sustente como orgánico en la etiqueta, no es suficiente. Además debe de contener el sello que los certifica como tal donde se especifica que está libre de cualquier contaminante o químico.

Aunque los alimentos orgánicos ya se pueden encontrar tanto en tiendas naturistas, mercados locales y grandes cadenas de supermercados; el precio sigue siendo un problema en una economía donde los salarios son tan bajos qué no permiten adquirir productos de calidad con mayor costo. Lo anterior se debe a que la producción es menor y tarda más tiempo en cosecharse pues al no utilizar aditivos, fertilizantes u hormonas de crecimiento la recolección se vuelve más lenta; debido también al minucioso proceso de certificación por el que tienen que pasar. Esto hace que en ocasiones el costo de un producto orgánico comparado con un producto no orgánico se duplique o triplique.

Es importante mencionar que el término orgánico se conoce también como ecológico, natural o biológico; sin embargo debemos de tener en cuenta la forma en la que se produce pues algunas industrias etiquetan sus productos como naturales sólo para referirse a que tienen una mayor calidad.

Algunos de los principales objetivos de la producción de alimentos orgánicos son:

  • Crear un sistema agrario viable, donde se respeten los ciclos naturales, mejorando la calidad de los suelos.
  • Minimizar el impacto humano que se genera entre los animales, la biodiversidad, el agua, los suelos y la ecología.
  • Conservar y enriquecer la biodiversidad de especies existentes, fortaleciendo los campos de cultivo.
  • Respetar el medio ambiente, reduciendo emisiones de contaminantes para hacer uso responsable de la energía y los recursos naturales.
  • Alimentar al ganado de manera natural, con leche materna sin antibióticos u hormonas del crecimiento y con forrajes que no hayan sido cultivados con fertilizantes, pesticidas o transgénicos; además de proveerles una crianza al aire libre respetando su entorno natural.
  • Preservar el sabor, aroma y color de los productos, pues al ser cultivados artesanalmente conservan intactas todas sus propiedades.
  • Apoyar a las granjas y productores locales.
  • Minimizar los riesgos en la salud del ser humano, al reducir completamente las alteraciones metabólicas cuándo se consumen productos orgánicos que no tienen ningún aditivo o químico dañino.